martes, febrero 27, 2007

cementerio de mascotas

las tías no tenían mucha vida social. estaban a una altura de la vida en la que se conformaban con una visita semanal al cementerio, a regar las plantitas en las tumbas de sus mascotas perla y susana , dos caniche escuálidas que habían usado rulos blancos iguales a los de sus amas. las tumbas de sus dos nenas estaban lejos del ingreso al parque, en una pradera baja y solitaria. los empleados nunca recibían propina para atender el predio de manera que tampoco se acercaban a el. cada sábado de tarde, a la hora de la siesta llegaban las tías en el austin negro con las sillas plegables y los enseres de jardinería. por un par de horas se instalaban junto a sus amadas perras. a veces usaban una regadera que cargaban en la canilla del sector de los álamos, algunas veces tiraban una bola de yuyos al basurero antes de irse, o un vasito de papel. los que se habían arrimado a la zona a husmear a las viejas las habían visto conversando a las risotadas en sus sendas sillas. después a la salida, resultaba desconcertante verlas pasar con los ojos rojos, como de llorar. cuando juana enfermó maría intento por todos los medios conseguir una excepción para sepultar a su hermana cerca de la tumba de las caniches pero no hubo caso. la borocracia no esta a la altura de las necesidades de los hombres y menos de dos mujeres viejas . tal vez por eso se entregaron juntas a los brazos de morfeo una tarde de sábado usando vaya una a saber que sustancia ilegal .

jueves, febrero 22, 2007

la maquina del tiempo

el ómnibus de los domingos está lleno de ancianos. mujeres con moños y bastones de madera rústica que van al hospital a visitar a otros mas jóvenes o tal vez mas viejos pero enfermos. también viajan algunos viejos que regresan de almorzar con sus hijos y suben algunos turistas ancianos que circulan por el centro. cada parada suben más ancianos y en las veredas quedan transitando los mismos ancianos cuando eran jóvenes. por cada anciano de pelo blanco y ojos azules, pasa un tipo alto y rubio usando un jogging. por aquella achacosa señora con la fente poblada de manchas, pasa una airosa muchacha de pantalones rosados. en el interior del vehículo solo viajan las respiraciones cansinas, los bostezos, los chirridos de las dentaduras postizas. tal vez alguna mano arrugada encontrando el frío caño del asiento como único soporte y salvación ante una frenada brusca. en el interior de la mole de chapa y motor crugiente viajan los recuerdos de muchos otros domingos, la llamada que no recibió en una semana, las gotas inolvidables sobre la chapa aquella tarde de lluvia, el sabor de un dátil recien salido de la caja, un guiño cómplice a un niño que se hace la rabona, el alivio al sacarse los zapatos de paquetear, los acordes de una milonga sonando desde adentro del placard de roble. fuera del bus, están los restos de la semana hechos añicos, el tiempo implacable que no dio el suficiente descanso, la paciencia que se acaba a la hora de esperar en la fábrica de pastas, el precio del uniforme de los niños ahora que empiezan las clases, el nombre de aquella mujer que pudo ser la novia pero nunca se dio, las cuotas del auto que no terminan este mes. porque existe una doble dimensión de los domingos que clona a las personas y las transporta a diferentes etapas de sus vidas. algo que no sucede otro día de la semana. algo que es solo conscuencia de las exentricidades del señor domingo .

martes, enero 16, 2007

ultra

ronronea en las calles. otra vez. se abren las puertas y su chapa despareja pintada de blanco brilla con un indiscutible orgullo. otra vez en la ruta. ahí esta el ultra, el prototipo de auto deportivo made in uruguay que desde su origen luce la banderita nacional en un costado pintada como en el cuaderno de un escolar de tercer grado con la misma belleza e impunidad. la maravilla blanca con detalles en celeste cielo volvió a tronar por calles y avenidas de la patria. el dueño, creador, factotum de semejante ironía con ruedas lo deja cerca de la vereda en la esquina de dieciocho de julio y paraguay. nadie puede evitar esa visión mágica. un ultra chato, ultra liviano, ultra rápido bólido que desde su corazón artesanal desafía al viento y las leyes de la física, además de las de la estética, el diseño, la lógica y la decencia. no todos pueden hacer en su garaje, en entretenidas jornadas de fin de semana una joyita del automovilismo y encima lograr que ruede, consuma combustible y transporte inclusive a la vecina que esta buena. mientras apuro un trago de café trato de imaginarme a ese diseñador, a ese ingeniero de las pistas, a ese porsche vernáculo calzado en un mono de carreras, con un casco en una mano y un volante retráctil en la otra, con la cara tostada por los atardeceres en la costa amalfitana o tal vez la rambla de piriapolis. ese ídolo ignoto que no aparece en las revistas ilustradas al que deberíamos al menos otorgar una reverencia .

martes, enero 02, 2007

venus en la ruta

los dos están separados por unos pocos metros. ambos son los típicos negocios oportunistas instalados a la vera del camino. si bien uno tiene letreros que anuncian remate y ofertas, el otro se mantiene sin ningún tipo de señal alfabética. los dos despliegan el mismo producto estrella, mezclado de objetos menores, repetido hasta el cansancio sobre el pasto desprolijo: venus de milo. tal vez sean de cemento pero reciben una mano de pintura a veces blanca (sugiriendo mármol o yeso) a veces rosa. las venus no está todas erectas, algunas desafían la vertical y se balancean en el espacio sugiriendo racimos de jóvenes una noche en un parque de diversiones. adelantada de la era del topless, la venus de cemento muestra sus atributos y baja la mirada en un cierto rasgo de pudor, mientras espera la llegada de un nuevo dueño que, por lascivia o por amor al arte antiguo, se la lleve tan orondo a su jardín de balneario.

martes, diciembre 26, 2006

la navidad de sultan

el padre de familia elige con sus dos pequeños hijos las bombas que explotaran en el jardín trasero de su casa de suburbio la nochebuena. frente al negocio improvisado que se instalo en la peatonal frente a la plaza los tres observan extasiados todas las formas posibles de contener pólvora. el padre señala los modelos de explosivo con el dedo y consulta sobre precios y estilos. los niños apenas distinguen entre los colores brillantes de los envoltorios parecidos a los de las golosinas. los vendedores quisieran ser, por esa única noche, pulpos, para poder guardar más rápidamente todos los billetes que se acercan a sus bolsillos. poco les importa si alguno de sus proyectiles en su ascenso hacia el infinito se lleva el dedo de un niño o el ojo de una vecina desprevenida. todo sea por el amor a los petardos. ese momento mágico en el que todo explota y varios quedan con la boca abierta y el pan dulce a medio masticar. ya habrá un día después, las sobras, la basura amontonada en el jardín, los niños con la panza hinchada, la esposa con malhumor fregando los trastos y el perro intoxicado rumbo a la veterinaria.

martes, diciembre 19, 2006

la importancia de tener bigote

esta bien, hablemos de los bigotes. no existe ningún protocolo que nos permita clasificar al hombre o a la mujer en función del bigote pero en estos tiempos de tratamientos con cera virgen, metrosexuales de uña pintada o look geek; un bigote impone un mensaje de cierta ruptura. un bigote morocho, porque un bigote canoso o rubio es solo un accesorio de un gato que creció hasta lograr el tamaño de un hombre. sin ir más lejos el bigote que estudio en este momento es un elemento más de la expresión, del humor y del carácter de un hombre bello. es la continuación de una cresta algo punk, algo moicana, es la extensión de una patilla de aire patricio, plana y sugestiva. una breve señal grafica que remata una barba breve y puntiaguda. es un recurso para ocultar, de a ratos un labio carnoso y para equilibrar un par de cejas juguetonas que trabajan de preámbulo de dos ojazos de enormes pestañas. el bigote sirve si hay sonrisa. si se enreda en la muzzarella. si alguna vez sirvió de límite a un puchero. donde hay un poco de humor, puede haber todo.