miércoles, junio 22, 2005

me acerqué a la mesa del buffet y pesqué unas hojas de lechuga del recipiente de la ensalada verde. después estacioné en el aceite de oliva y empecé a contar las gotas. en ese momento sentí la presencia de alguien a mis espaldas.entonces giré un poco la cabeza y lo miré. estaba ahí, parado y tembloroso con un platito en la mano. lo había atrapado mirándome mientras dudaba entre los recipientes de la lechuga y el berro. el señor, sorprendido in fraganti en pensamientos que no puedo descifrar. estaba congelado, en mi espalda, con el platito vacío. estaba frágil, viejo y vulnerable, con el rostro un poco sonrojado por la situación. volví a mi plato, a mi almuerzo, a mis hojas de verde. no podía darme vuelta y decirle : maestro . contarle todo lo que su obra influyó en mi vida. lo que siempre me gustó su trabajo. no podía decirle que aunque ahora solo fuera un viejo verde, había sido mi referencia durante mucho tiempo. entonces usé un recurso para resolver el problema volviendo al universo proteico. ¿ donde está la carne ?

4 comentarios:

gabriel dijo...

quien era?
digaló!

Anónimo dijo...

Ay Rebecca, eso nos para porque idealizamos muchas veces a las personas. Son nuestro referente en determinadas situaciones y nos olvidamos que son como cualquiera!! con sus mediocridades, y sus más intimos secretos. Yo prefiero que lo dejes en el anonimato total.

Rebecca Milans dijo...

jamas denunciare la identidad de alguien que tiembla porque lo agarro mirandome el culo, eso queda entre el, sus pantalones y yo. caramba...despues dicen que las mujeres no tenemos etica !

gabriel dijo...

sin comentarios.
Ayer mientras le miraba eso mismo a una clienta que se alejaba luego de hacer su compra
se dio vuelta rapidamente y creo que se rió
porque me agarrro in fraganti,
pero era (es) un acto reflejo masculino que no se piensa, se hace, se lleva en los genes, como eructar, sin ir mas lejos.