en este lunes de lluvia no hay como mirar vidrieras y hacer descubrimientos asombrosos. por ejemplo un aparato para eliminar pelos indeseables en el rostro de un hombre. una suerte de mini taladro con percutor que una puede introducir impunemente en el orificio derecho de la nariz de su amado y así convertirlo, en un periquete, en un hombre elegante y deseable. también se le pueden arrancar los pelos de las orejas, dejándoles un aire absolutamente juvenil y descontraído. en el manual de instrucciones, que también está en la vidriera, se ve a una señora que está manipulando el aparato y convirtiendo a su hombre en un auténtico matador. ella es, sin dudas, una mujer realizada. el hombre elegante, de pelo cano y mirada seductora que la acompaña, promete más que el mismísimo príncipe azul. como una pareja de monos, que pasa la tarde en la selva, en lo alto de un mango, arrancándose los piojos, ellos retratan las maravillas de la vida en pareja. porque un hombre de éxito tiene un taladro para sacarse los pelos que le caen desde el interior de las narinas y también tiene una mujer curvilínea que lo acompaña en sus aventuras depilatorias. porque aquello que el hombre, como el oso, cuanto mas feo más hermoso es una simple y cruel mentira. nadie que viva en el mundo de hoy puede afirmar tal estupidez.
domingo, junio 12, 2005
sábado, junio 11, 2005
alicia en el pais de los hombres-gnomo
experimento un nuevo circuito en la ciudad. una serie de calles por las que deambulo algunas noches en el mes. veo una película, como una papa con pimienta mirando al fuego y después tomo un taxi a mi casa. es un paseo simple, generalmente lo hago los miércoles. no conozco a nadie por ahí, así que me siento colonizando una tierra nueva y bastante amigable. hace unos días descubrí que por ahí también se desplazan los hombres-gnomo. estos seres conducen autos grandes de marcas europeas y siempre llevan a una bella al costado. usan colores imposibles en la ropa, bucitos celestes de marca lacoste o camisitas amarillo patito. miden, a lo máximo, un metro setenta, tienen entre treinta y cinco y cuarenta y cinco años y son menudos y de nariz fina. está claro que la bella se siente protegida por el hombre-gnomo. él, es una especie de señal de éxito en su vida, un certificado que autentifica su belleza y sofisticación, expedido ante alguien que no tiene el don de ver con los simples ojos. he detectado que el hombre-gnomo, contrariamente a lo que piensa la bella, es un ser díscolo. infiel, atento, bueno sólo en apariencia. no mira a otras mujeres descaradamente pero sabe que, con su auto, puede levantar lo que necesite cuando lo necesite. el hombre-gnomo botará a la bella cuando se aburra, algo bastante previsible y la cambiará por un modelo nuevo, cuando quiera. aunque se lo vea entretenido con la bella, me da la sensación que le importa bastante poco lo que ella sienta. al hombre hombre-gnomo no se lo puede confundir con el hombre-llavero que es un chofer frustrado, un amante del volante ante todo. la bella, en general, no es una chica con dinero o profesión. es, a lo máximo, una empleada de zara con aires de princesa que se pone encima todo el sueldo y cree que hizo un gran negocio cuando dejó la secundaria con la esperanza de cazar a un gil que la mantuviera. la bella desprecia un poco al hombre-gnomo y viceversa y en eso va lo atractivo de la relación. quien humilla solapadamente a quien. ahora que la bella subió al tocador, un hombre-gnomo me mira con insistencia desde su mesita. como que supiera que estoy describiendo su miserable vida.
Etiquetas:
Alicia,
bella,
diario de una disléxica,
himbre-llavero,
hombres-gnomo,
infiel
miércoles, junio 08, 2005
cuéntame tu sueño
se subió al taxi con un poco de malhumor. dijo la dirección y trató de concentrarse en la pelea que tendría mas tarde. respiró hondo y miró por la ventana. el taxista repitió la dirección. ella asintió y arrancaron. siempre quise ser actor. ah...comentó ella con desinterés. era mi sueño, insistió el chofer. mire usted... dijo ella con cansancio. pero me crié en el campo. ella no apartó la mirada del vidrio. nunca tuve la oportunidad. silencio y fastidio. me hubiera gustado, pero así es la vida reflexionó el hombre, antes de callarse. entonces a ella se le llenó la cabeza de pensamientos seguro, querías ser actor. como si fuera tan fácil... ¿ quien te dijo que podías ? ¿ a quien se le ocurrió...a tu madre ?... ¿ a tu tía elvira que no tenía otra cosa que hacer en la vida que joder ?...ellas pensaron que deberías ir a hollywood seguramente...así que sos un taxista, un frustrado que no hace más que quejarse porque le parece que así resuelve su drama... ¿ quien te crees que sos...gil ? yo también quería ser maravillosa...a mi me hubiera gustado ser nadia comanechi, sin el entrenador que la violaba, claro. ¿ y ? hay que soportar a cada uno hoy en dia...actor...querías ser actor...cara de zapallo querías ser...cuando llegaron el taxista dio vuelta la cara y la miró son cuarenta y cinco... tenía un rostro luminoso, una versión mejorada de cary grant.
martes, junio 07, 2005
doble fondo
al frente esta el negocio oficial, una lanchonete mugrienta con baldosas de cerámica que algún día fueron celestes y ahora son grises por la grasa y la costumbre. pao de queijo y todo tipo de frituras mezcladas con repugnantes jugos de abacaxi y maracuyá servidos en dudosos envases tetrabrick, seguramente hechos en forma apócrifa en el fondo de un rancho. los clientes son tan grasosos como el menú. viejos que hace años no se cortan el pelo y toman cachaça en vasitos de plástico, mujeres panzonas vestidas con top y calzas ajustadas, un par de jóvenes con el pelo sucio. el aire esta viciado y hay poca luz. apenas un tubo lux que brilla desde el mostrador donde una mujer con aire cansino intenta hacer su mejor esfuerzo en la fritadora. al costado de la barra, una puerta gris corrediza, descubre el doble fondo. una casa de discos. para ser mas precisos, la única casa especializada en vinilos de la ciudad. ahí, clandestina, mezclada con las empanadas de camarao y la fritanga general. el dueño y alma mater tiene aire de enfermo. soy una extranjera absoluta en aquel templo oscuro. dos negros enormes de camiseta y cap están entre los canastos y me miran con curiosidad. empezamos a hablar de música, de scrach, de bases y todo empieza a tomar sentido. me muestran, a modo de catálogo, una lista hecha con una antigua olivetti. ahí están los títulos de la producción alternativa de los mejores dj del brasil. vinilos experimentales que se cortan en una favela de río. los mejores beats, los mixes fundamentales del rap de estos días circulan en un universo marginal solo para entendidos. lejos de las casas de discos de los shoppings, lejos del mainstrem de virgin están esos sonidos tribales hechos en casa con el simple argumento del arte.
lunes, junio 06, 2005
business man
debo reconocer que, a este, le tengo un poco de miedo. generalmente, no le tengo miedo a las personas, es decir, miedo no es un termino frecuente en mi diccionario. pero siempre existen las excepciones. en este caso se trata de alguien que me convoca para hacer un negocio. entonces hacemos una cita, seguramente vamos a tomar un buen vino y a conversar del asunto. nunca sabré muy bien donde tiene puesta la mirada. seguramente, en su bolsillo, el único sitio que le interesa. de todos modos será formal y cortés, tendremos una charla agradable y me propondrá un buen acuerdo. pero nunca sabré realmente en que esta pensando, si tiene los restos de una novia de 1987 en el freezer o si guarda los deditos embalsamados de su primer perro. tiene una manera de actuar en la vida que, a los ojos de los mortales confiados, es normal. cada molécula de su ser me anuncia otra cosa. quizás no se trate de las moléculas, sino de los trajes. del corte de los trajes que usa. los zapatos que son más grandes que los pies, como para impresionar. el hombre tiene cuerpo pequeño y grandes pies. está firme sobre la tierra. eso quieren decir los diseñadores de esos zapatos de trescientos dólares que el sujeto se compra. deposite su confianza en un hombre bien calzado, dice el slogan de la compañía zapatera. las camisitas del traje siempre tienen un toque de audacia, o un verde un poco escandaloso (a los ojos de un burócrata, aclaremos ) o con un brillo extraño que a veces tornasola el negro con un rojo oscuro. los saquitos son perfectos, grises en millones de gamas (sospecho que tiene mas de cien en el ropero) y los pantalones absolutamente a la moda. ni anchos, ni pinzados. levemente bombilla. todo esta previsto, premeditado y embalado para la ocasión. todo esta como guionado en la vida de este personaje. nunca una salida de libreto, nunca un exabrupto, un resbalón, una caída alegre por la pendiente. como diría mi amiga ana, nunca un moco. sospecho que asiste a una terapia siquiátrica para empresarios, en el piso 26 de alguna torre donde se hacen pegar con mazos de goma espuma hasta que les duelan los riñones. algo que lo haga vivir, por un momento como a una persona común, capaz de comprar un chocolate y tirar el papel en la vereda. sacar a pasear al perro y dejar que cague en cualquier lugar. tengo una estrategia para nuestro próximo encuentro. le diré para vernos fuera de un día de trabajo. tendrá que venir sin el traje, un sábado al mediodía, en un lugar con terraza. a ver como se las arregla.
domingo, junio 05, 2005
margotita
la primera vez que ví, ella estaba en una película desnuda. superaba los setenta años y estaba arrugada como una pasita de uva. adoré a aquella vieja capaz de semejante audacia. la escena era totalmente desconcertante para el espectador y también, inolvidable. después supe que era cantante de tangos, no actriz. al año siguiente la vi entrar en un bar de buenos aires y la reconocí enseguida. estaba tomando un té helado en el tortoni cuando ella pasó, conversando con otra vieja. se veía estupenda con su pelo blanco y lacio, peinado con un pequeño y glamouroso rulito abajo y una flor colorada en el costado. tenía un estilo de los años cuarenta absolutamente perfecto, incontaminado. llevaba un vestido corto, turquesa con flores y un lazo ancho en rojo. estaba subida en tacos altos rojos con pulsera y cada ojo cargaba con las reservas de rimmel de occidente. en las mejillas, se esparcía el colorete con cierto capricho. la boca, esa promesa casi centenaria, era de un colorado rabioso. ella era como una embajadora estelar en un camposanto. todos los viejos del bar, los mozos y las medialunas de manteca parecían momificarse ante su presencia. llevaba todo el sol puesto, como un par de medias una tarde fresca.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)